jueves, 28 de junio de 2012

Inteligencia Emocional y Flores de Bach

El Dr. Bach, trazó unas descripciones, pinceladas, diría yo, sobre algo que veía (personas moviéndose en sus circunstancias) y formuló una sólida propuesta terapéutica. Pero otras miradas en paralelo vieron las mismas cosas y las trabajaron desde otras ópticas. A mi modo de ver, distintas visiones tienen la potestad de complementarse, si nos tomamos el trabajo de superponerlas sin prejuicios y con objetividad. El resultado de este proceder suele tener resultados sinérgicos, a menudo sorprendentes.

Antes que nada querría dedicar esta ponencia a mi gran amigo, mi "socio", como dicen allí: el psicólogo cubano Boris Rodríguez. Con él trabajé durante años en el proyecto que dirigió y que culminaría en el libro La Inteligencia Emocional y las Flores de Bach.
Con este libro, que en su segunda parte contiene los tipos de personalidad abordados desde la psicología contemporánea, hemos pretendido hacer más accesible el maravilloso mundo de las Flores de Bach a muchos profesionales provenientes de la psicología convencional y de la psiquiatría. En el otro sentido, también proponemos la aproximación del terapeuta floral a una terminología técnica y científica.

El Dr. Bach, trazó unas descripciones, pinceladas, diría yo, sobre algo que veía (personas moviéndose en sus circunstancias) y formuló una sólida propuesta terapéutica. Pero otras miradas en paralelo vieron las mismas cosas y las trabajaron desde otras ópticas. A mi modo de ver, distintas visiones tienen la potestad de complementarse, si nos tomamos el trabajo de superponerlas sin prejuicios y con objetividad. El resultado de este proceder suele tener resultados sinérgicos, a menudo sorprendentes. En este sentido, esta ponencia es el resultado de una labor que pretende trazar un puente entre el trabajo de dos personas muy importantes, Edward Bach y Daniel Goleman.
En la época de Bach y años posteriores, el tener un alto coeficiente (o cociente) intelectual era sinónimo de éxito en la vida. Por ello, estos individuos eran casi venerados y se les podía perdonar cualquier "pecadillo emocional".
Pero la realidad cotidiana demuestra que el triunfo en la vida y la calidad de la misma, no siempre depende de un alto nivel de inteligencia, entendida ésta desde el punto de vista mental, cognitivo. De hecho, individuos más receptivos a los signos del entorno, aunque no tengan un tan alto cociente, pueden interactuar con el mismo de una forma que les acerca a la excelencia.
Existe pues "otro tipo de inteligencia", aquella que Daniel Goleman define como inteligencia emocionaly cuyo trabajo alcanzó una enorme difusión en la década de los 90.
La IE puede ser directamente fomentada por las Flores de Bach.

La Inteligencia Emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar los estados anímicos propios y ajenos.

Se compone de un conjunto de habilidades. Para conseguir buenos resultados en nuestro entorno es necesario un manejo provechoso de las mismas.
El dominio exitoso en la práctica de estas habilidades se denomina competencias emocionales. Puede existir la habilidad pero, para ser considerada ésta una competencia, debe conducirnos al éxito.
Las competencias emocionales determinan el nivel de destreza con que manejaremos nuestras potencialidades. El desarrollo de las competencias emocionales nos lleva a una existencia más feliz, incidiendo sobre diversos ámbitos de nuestra vida:
  1. Contribuyen a nuestro bienestar psicológico
  2. Mejoran nuestra salud física
  3. Favorecen nuestra motivación
  4. Permiten un mejor desarrollo de nuestras relaciones con los demás, (área afectiva, laboral, social)
Las Flores de Bach son inteligencia emocional líquida y nos ayudan a desarrollar y hacer un uso adecuado de las competencias emocionales.

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